Del corazón a la flauta
Del corazón a la flauta | |
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Portada del libro | |
Autor | Fernando Colina Petey |
Género | Poesía |
Edición original en español | |
Editorial | Ediciones Los Afines [impr. Escuela Nacional de Artes Gráficas] |
Ciudad | [Santiago] |
País | Chile |
Fecha de publicación | 1952 |
Del corazón a la flauta es un poemario del chimbaronguino Fernando Colina Petey, publicado originalmente en 1952 por Ediciones Los Afines, siendo esta la opera prima del autor. El texto contenía un prólogo del destacado poeta Andrés Sabella Gálvez.[1][2]
Libro
Fue publicado en 1952 por Ediciones Los Afines, sello del grupo literario Los Afines al que pertenecía el autor. Este es descrito como una persona "muy joven, aún no traspasa el límite de los 25 años; tiene, todavía, mucho camino que recorrer". La editorial "se complace en presentar al público a este nuevo poeta que trae, como única tarjeta de presentación, una gavilla de poemas que no somos los llamados a calificar, pero que tenemos la seguridad de que serán debidamente apreciados por los que saben comprender el verdadero valor de la poética actual".[3]
Contenido
El libro contiene sus poemas organizados en capítulos:
- Canción de la sangre
- I
- II
- III
- Sentido de Melisanda
- El encuentro
- La muerte
- El recuerdo
- Colchagua, sueño y signo
- I
- II
- III
- Del corazón a la flauta
- Visión inicial
- Visión para mi espina y tu distancia
- I
- II
- Visión del adiós
- I
- II
Crítica
El columnista José Vargas Badilla califica al poemario como una obra "hermosa".
Gonzalo Drago opina sobre esta obra:
"Del corazón a la flauta" es un libro depurado, en el que las imágenes y metáforas embellecen y valorizan los poemas, otorgándoles una calidad artística difícil de alcanzar. Fernando Colina es un poeta honrado, sincero y emotivo, que jamás hace concesiones a la vulgaridad ni a los caminos trillados por varias generaciones de cultivadores del verso. Por el contrario, bucea e incursiona en los extraños y maravillosos laberintos de la poesía, para extraer con manos trémulas y ojos extasiados el material que emplea en sus poemas.[2]
En el diario La Nación apareció una reseña firmada por O. C. L., que reza:
Con una poesía simple, suya, hecha de aguas puras y de montes azules, de raíces y de tierras prestas a la buena semilla, Fernando Colina, poeta colchagüino, se presenta a la lírica chilena. Trae un mensaje de promisorias resonancias. ¡Líbrelo Dios de las arrogancias que incluyen materiales ajenos y que han mezclado el pan y el vino de la canción por otros ya expresada. "Su poesía retorna a tiernas sombras tutelares de nuestra tradición más alta, y un aliento de primavera le atraviesa, entrecortándola con el ala arrebatada de su juventud", dice el prologuista de su reciente libro "Del corazón a la flauta", Andrés Sabella Gálvez.
Su voz tiene de los metales libres que crean la sonora campana. Busca entre la criatura viva y la criatura inerte el decir de cosas propias, como el silencio -¡el gran silencio del hombre!- y las va contando de sencilla manera, con vegetal acento, con liviana apostura.
O. C. L., en La Nación[4]
Referencias
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