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Manuel Córdova Morales

De la Enciclopedia Colchagüina
Manuel Córdova
Manuel Córdova Morales


Codeco de Pichilemu
de facto
28 de febrero de 1989 - 17 de septiembre de 1991
Presidente Augusto Pinochet Ugarte (1989-1990)
Patricio Aylwin Azócar (1990-1991)
Sucesor Flavio Álvarez Jorquera

Regidor de Pichilemu
19 de mayo de 1963 - 21 de mayo de 1967

20 de mayo de 1956 - 15 de mayo de 1960[n 1]

21 de mayo de 1944 - 18 de mayo de 1947

Subdelegado de Pichilemu
¿? - ¿1952?
Presidente Gabriel González Videla

Datos personales
Nacimiento 23 de abril de 1907
Teno, departamento de Curicó, provincia de Curicó
Fallecimiento 17 de septiembre de 1991 (84 años)
Rancagua, provincia de Cachapoal, VI Región del Libertador General Bernardo O'Higgins
Partido Partido Radical
Democracia Radical (1971)
Residencia Pichilemu

Manuel Córdova Morales (1907-1991) fue un empresario y político, que se desempeñó como regidor de la comuna de Pichilemu. Fue también subdelegado y miembro del Consejo de Desarrollo Comunal.

Biografía

Nació en Teno, provincia de Curicó, el 23 de abril de 1907. Fueron sus padres Manuel Jesús Córdova y Laura Morales Gutiérrez.[1] Contrajo matrimonio en 1933 con María Inés Córdova Lange, con quien tuvo dos hijas: Mirna y Mónica.[2]

Hizo sus primeros estudios en la escuela pública de Chimbarongo, y los terminó en el Liceo de Hombres de San Fernando, cuando era su rector el recordado Neandro Schilling.[1]

Córdova fue regidor de la municipalidad de Pichilemu en el período del 21 de mayo de 1944 al 18 de mayo de 1947, siendo alcalde Armando Caroca; y en el período del 20 de mayo de 1956 al 15 de mayo de 1960, en la alcaldía de Felipe Iturriaga Esquivel. También ejerció en el período 1963-1967, habiendo sido elegido en la elección municipal de 1963. Fue socio fundador del Cuerpo de Bomberos de Pichilemu, su primer capitán; miembro del Club de Leones de Pichilemu y de instituciones deportivas y sociales, como el Comité Pro-Provincia Cardenal Caro, en la década de 1970.[1]

Durante su ejercicio como regidor en el período 1956-1960, se hallaba suspendido en 1959 por resolución del Juzgado de Letras de Santa Cruz. Anteriormente, en ese mismo período, le fue rescindido el contrato que mantenía con la Municipalidad por concesión del Restaurant de La Playa por incumplimiento de éste, quedando en estado ruinoso durante su administración, por lo que se iniciaron acciones judiciales en su contra.[3]

Durante el gobierno de Gabriel González Videla, se desempeñó como subdelegado de la comuna-subdelegación de Pichilemu.[4] En 1953 fue inspector de parque y jardines de la municipalidad de Pichilemu, en calidad de ad honorem.[5]

Como empresario y contratista tomó parte en la construcción del negocio de quinta de Infiernillo, en las obras del “Restaurant de la Playa”, en las escalinatas de calle Manuel Montt (demolidas en 2011 con motivo de la construcción del nuevo edificio consistorial de la comuna), y en varias obras municipales. Mantuvo una fábrica de agar-agar, y por varias décadas, el tradicional Hotel San Fernando. Donó al Estado un terreno en Pueblo de Viudas para la creación de la escuela local y una cancha de fútbol.[1]

En sus últimos años estuvo dedicado a la explotación de su propiedad de El Refugio, cerca de Pueblo de Viudas. Tenía también una fábrica de ladrillos y otra de agar-agar. Desde 1989 hasta su muerte integró el Consejo de Desarrollo Comunal de Pichilemu.[1]

Militó en el Partido Radical y como miembro de dicha tienda fue elegido regidor de Pichilemu. Sin embargo, al escindirse el sector más reaccionario del partido para conformar la Democracia Radical, pasó a formar parte de esta y fue candidato a regidor en 1971 bajo su alero.[6] En octubre de 1963 fue elegido como miembro de la Comisión de Propaganda del Frente Democrático Comunal de Pichilemu.[7]

Víctima de un ataque cardíaco, falleció en Rancagua el 17 de septiembre de 1991.[1]

Con las siguientes palabras, en un artículo publicado en medios regionales, Carlos Rojas Pavez se refirió a su deceso:

“Construyó por iniciativa propia, o en cumplimiento de contratos con particulares, varias obras que constituyen adelantos de importancia para el progreso de un pueblo que antiguamente no pasaba de ser una simple caleta pesquera. […] Son muy pocas las obras de progreso en las que no haya intervenido el señor Córdova Morales, y muchas personas recordarán sus obras con tristeza, porque ya no tendrán al hombre que sabía sobreponerse en todas las contingencias y salir adelante con los ideales que aspiraba a convertir en realidad. [...] El Cuerpo de Bomberos, al que dedicó todas sus energías en su fundación, lo recordará siempre por el entusiasmo con que se preocupaba de sus problemas y de los aportes que hacía en trabajos y sacrificios para engrandecerlo. […] Pichilemu lamenta la pérdida de tan valioso elemento y sabe que, si existe la gratitud, recibirá de los hombres buenos que habitan estas tierras, el merecido reconocimiento y agradecimiento que se ganó en su larga y fructífera existencia.”[1]

Bibliografía

Notas
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Referencias
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